Os media e a cobertura dos atentados terroristas O mesmo texto de Juan Luís Cebrian contém igualmente reflexoes oportunas sobre o papel dos media na cobertura do terrorismo: "En medio de esa reflexión global a la que nuestros ciudadanos tienen derecho, y mientras se aclaran la autoría y circunstancias del salvaje ataque, los medios de comunicación no podemos permanecer ausentes ni llamarnos a andana. Sabemos desde hace tiempo que si hay algo que caracterice a los movimientos terroristas de cualquier signo es su deseo de notoriedad o de publicidad de sus actos. Umberto Eco ha llegado a afirmar que "el terrorismo es un fenómeno de la época de los medios de comunicación de masas. Si no hubiera medios masivos no se producirían estos hechos destinados a ser noticia". Cualquier interpretación de lo que sucede que se aparte de esa comprensión no contribuirá a facilitar la búsqueda de soluciones. La sociedad mediática es, por lo mismo, aliada principal y víctima preferente del terrorismo moderno, pues de lo que éste trata es de someter a la opinión pública a la dictadura del terror, la desconfianza y el miedo. A la luz de semejantes consideraciones, y al margen cualquier otra responsabilidad de los dirigentes políticos, los periodistas nos tenemos que preguntar sobre la nuestra propia. La Asamblea del Consejo de Europa, en una resolución de 1979 estableció que "los medios de comunicación, cuando dan cuenta de acciones terroristas, deben aceptar un cierto autocontrol para establecer un justo equilibrio entre el derecho público a la información y el deber de evitar ayudar a los terroristas". Líderes tan dispares como Margaret Thatcher o Felipe González han pedido que no se proporcione al terrorismo "el oxígeno de la publicidad", en palabras de la antigua primera ministra británica. Siempre he pensado que eso nos obliga a los medios a tratar el fenómeno terrorista con idéntico o mayor rigor, profesionalidad y deseo de servir a la verdad que debe animarnos en cualquier otra instancia. Una regla de oro es la comprobación de datos y la preocupación por servir el interés de quienes nos leen y nos escuchan. Y me pregunto, demasiadas veces lo he hecho, si desde ese punto de vista es lícito y lógico que la imagen de dos indeseables encapuchados haya inundado durante días las pantallas de nuestras televisiones, poniendo en jaque a nuestra joven democracia. La utilización sectaria del dolor de las víctimas y sus allegados, el recurso a la truculencia, con desprecio a los derechos inalienables de quienes padecen más directamente la agresión letal de esos criminales, la repetición innecesaria de imágenes que reiteran la desolación y el dolor en que se ven sumidos tantos ciudadanos, son otros ejemplos de deformaciones en las que incurrimos los medios de comunicación."
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