O "El País" e os atentados de Madrid Como funciona uma redacção de um grande diário de referência quando, a alguns metros da sua sede, no início do dia, ocorre um horrendo atentado terrorista? Foi a esta questão que Malén Aznérez respondeu na sua coluna de "Defensora del lector", no El País de hoje, e da qual transcrevo alguns excertos: "¿Qué pasa en un periódico cuando al comenzar el día se sabe que, sólo a unos metros, ha habido un salvaje atentado terrorista con cientos de muertos y heridos? ¿Cómo se pone en marcha una maquinaria informativa que entre prisas, desconcierto, contradicciones, falta de datos fiables, nervios y angustia, pretende ofrecer una información rigurosa? ¿Cómo salvar los escollos de una terrorífica realidad que puede conducir con facilidad a la truculencia o sensiblería? Esta Defensora piensa que quizá les interese a ustedes, lectores, saber cómo funciona EL PAÍS en un momento así. Cómo se gestiona, contrarreloj y en medio de la incertidumbre, la información de un acto tan brutal, cómo surge una edición especial en dos horas y cómo se cambian los contenidos varias veces a lo largo del día. Pueden decir que ése es nuestro trabajo, lo mismo que el de los médicos, policías o bomberos en iguales circunstancias. Cierto. No se trata de ponernos estupendos, que diría Valle-Inclán, sino de contarles cómo trabajamos en momentos de confusión en los que son necesarias altas dosis de sangre fría, al tiempo que una fuerte empatía con los que sufren. Porque cuanto más sepan ustedes de nuestro funcionamiento mejor podrán valorar, y criticar, la información que llega a sus manos. (...) A las doce de la mañana la Redacción era un hervidero. Se preparaba una edición especial. Al margen de aportar una primera versión de los hechos, en estos casos se trata, más que nada, de acompañar a los ciudadanos, de decirles que no están solos en esos momentos difíciles y de desconcierto. Cien mil ejemplares que se venderán sólo en Madrid y Barcelona, porque el complicado proceso industrial del periódico no permite llegar a tiempo al resto de España. Serán 72 páginas, 21 de ellas dedicadas al atentado, con las primeras imágenes de heridos y muertos. Un editorial que arranca en la portada y que, por las prisas, citará en algún momento a "las víctimas mortales de ayer". Es la fuerza de la costumbre de referirse siempre al día anterior. Los articulistas, Javier Pradera, Josep Ramoneda y Rogelio Alonso, han contado sólo con una hora para escribir su artículo. Llamada del presidente El titular de portada a cinco columnas es contundente: Matanza de ETA en Madrid. ¿En qué se basaba EL PAÍS para afirmar tal cosa si todavía el ministro del Interior no lo había confirmado? Muy sencillo. Al margen de distintas fuentes de Interior que así lo habían asegurado, el presidente del Gobierno, José María Aznar, había llamado al director del periódico, Jesús Ceberio, para confirmar esta autoría. La última página lleva una foto impresionante, firmada por Pablo Torres Guerrero, un fotógrafo profesional que no pertenece a la plantilla de EL PAÍS. Un redactor de Deportes, Carlos Arribas, que vive enfrente de la estación de Atocha, tras oír las explosiones llegó en los primeros momentos a las vías del tren, cuando ni siquiera había policías o bomberos. Le vio haciendo fotos en medio del caos general y le preguntó para quién trabajaba. La respuesta fue: "Para EL PAÍS". Y Arribas se lo trajo del brazo al periódico. El fotógrafo viajaba, como todos los días, en un tren que se cruzó con el del atentado. Se bajo y comenzó a disparar la cámara, "sin fijarme, sin mirar casi, por la impresión que tenía", diría luego. Resultado, entre otras, una foto espectacular que ocupó casi toda la contraportada de la edición especial y que, valorada con un poco más de calma, pasaría a la portada del periódico del viernes. Una vista general del tren y los heridos tirados en las vías, atendidos en los primeros momentos por otros pasajeros o vecinos voluntarios, que reflejaba el dramatismo, dolor y caos de la situación. Fotografía que, solicitada al diario, también publicarán en portada periódicos de todo el mundo. (...) Al terminar con la edición especial hay una reunión de la dirección con los redactores jefes para coordinar el trabajo del día. Habrá 45 páginas dedicadas a la masacre. El subdirector del periódico Vicente Jiménez, responsable de toda la información del atentado, no recuerda un despliegue similar para una noticia. "Están trabajando en ella casi 100 periodistas, más los alumnos del master. No puedo hablar d el 23-F, era demasiado joven, pero al 11-S le dedicamos bastantes menos páginas". Tiene razón Jiménez. En el 11-S fueron 26 páginas, y 12 en aquel 23-F que no puede recordar. Hipótesis Al Qaeda (...) En esos momentos el sistema informático del periódico se estropea. Los nervios afloran, la escritura se interrumpe. Se forman corrillos en los que no faltan imprecaciones de todos los gustos. "Esto pasa de vez en cuando, el sistema se ha bloqueado, son sólo unos minutos", dice un responsable del equipo informático. Pero media hora después el sistema continúa bloqueado. Entonces ya se sabe que un grupo ligado a Al Qaeda ha reivindicado el atentado en el diario Al Quds al Arabi, que se edita en Londres. El ministro del Interior afirma poco después que no se descarta esa hipótesis de trabajo, ya que han encontrado una furgoneta con detonadores y una cinta con versículos del Corán. El presidente del Gobierno vuelve a llamar al director del periódico para ratificarle su convicción de que el atentado es obra de ETA. Pero la autoría del atentado no está ya tan clara y es necesario volver a revisar todos los textos cuando la primera edición está prácticamente lista. Se cambian los titulares. Se eliminan las siglas de ETA y se sustituye la autoría por un más genérico "matanza terrorista en Madrid". Hay que revisar también las entradillas y las informaciones donde se daba como segura la participación de ETA." Julgo tratar-se de um documento de grande importância para entender o que se passou nas primeiras horas após o atentado de Madrid, para entender como lida um jornal com a pressão do tempo e da necessidade de informar e para entender como lidam os políticos com a comunicação social. Texto completo de Malén Aznárez aqui.
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